Para una atención adecuada, es fundamental que el proceso de detección sea temprano ya que, en caso contrario, crea importantes lagunas en el proceso de aprendizaje del alumnado. Este proceso requiere la coordinación entre el profesorado y los padres, ya que como decía Daniel González Manjón, las necesidades de los alumnos con dichas dificultades no son las propias del alumno sino aquellas que, tal y como está organizado, el sistema educativo no acierta a resolver.
El gran problema, a mi parecer, radica en tres ámbitos:
- Por un lado, los alumnos con más dificultades para mantener la atención, concentrarse y con escaso hábito de estudio.
- Por otro, los profesores que no tienen tiempo para atender dentro del aula a aquellos alumnos que requieren más ayuda como consecuencia de tener que cumplir escrupulosamente una programación que no les permite desviarse de la norma. Además, muchos no quieren adaptar las programaciones a dichos alumnos/as.
- Y en tercer lugar, los padres y madres que cada vez tienen menos tiempo para ayudar a sus hijos como consecuencia de la incorporación de la mujer a la vida laboral.
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